A finales de 2008, cuando la crisis internacional se avizoraba con gran fuerza, empezaban a sonar la alarma de un “efecto dominó” en las economías, ergo, un fuerte impacto en el índice de desempleo, las empresas tenían que reducir salarios o despedir gente, era la única manera de mantener la productividad.
En 2009, la crisis económica alcanzó la cifra alarmante de 25 millones de desempleados y según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), esta podría aumentar en 120% para el 2013, en un escenario de irregularidades en los mercados, de no uso de políticas macroprudenciales e impacto en la libre competencia.
Tasa de Paro - Junio de 2009
Estos números, a consideración propia, no son alarmistas, al contrario es una realidad que se ha mantenido oculta en un proceso de creación de burbujas. “Muchos gobiernos son conscientes de la situación y están tomando medidas, pero es necesario emprender acciones más enérgicas y coordinadas para evitar una recesión social mundial. La reducción de la pobreza está en retroceso y las clases medias a nivel global se están debilitando. Las consecuencias políticas y de seguridad son de proporciones gigantescas", declaró Juan Somavía, Director General de la OIT.
En casi su totalidad, este impacto de desempleo se ha visto reflejado en los jóvenes, trabajadores no especializados y temporales de Europa, mucho más en los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), inclusive llegando a abandonar el mercado laboral, lo cual implica una preferencia al ocio, esto en una sociedad desarrollada es perjudicial. Según estudios, en los últimos 20 años, el índice de desigualdad de ingreso (o índice de Gini) ha aumentado 11 por ciento, ampliando más la brecha entre ricos y pobres. Esto significa, que las redes de protección social, por muchos años vigentes, no han podido blindar una crisis que se venía dando internamente por bastante tiempo. Por lo tanto el alto nivel de desempleo ha sido generado por un sistema de empleo de dos niveles: trabajadores permanentes y trabajadores temporales.
Ante esto, una de las soluciones más realistas y factibles sería mejorar el acceso laboral a los jóvenes, ya que los mismos son los que sienten rechazo y no satisfacen ni siquiera su canasta básica, entonces, en un futuro o no trabajarán o pertenecerán al mercado subterráneo. Luego, evitar el desempleo en el largo plazo a través de las capacitaciones e incentivos, así se fortalecería más la competitividad (ya no sólo desde el lado de reducción de salarios). Finalmente afianzar a los trabajadores temporales para que los mismos puedan volverse fijos y proyecten su actividad económica al mediano plazo, así, se estaría reequilibrando la cadena de producción de estos países.