El Poder Ejecutivo del Perú ha propuesto reducir el Impuesto General de las Ventas (IGV) de 19 a 18 por ciento, con la finalidad que las familias peruanas encuentren a través de “mayores ingresos” una solución contra la alza de precios de los commodities internacionales. También se mantiene el énfasis de que esta propuesta sea temporal o permanente.
Básicamente, la prioridad de esta reducción del IGV, es dinamizar el mercado peruano y mejorar la competitividad con el resto del mundo. Sin embargo, esto ha generado mucho controversia, pues alterar las finanzas públicas a pocos meses de finalizar el gobierno de turno, es muy presuntuoso.
Por otra parte, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), calcula que esto generará un costo fiscal de casi 1,700 millones de nuevos soles. Y se reduciría mesuradamente el presupuesto público.
Cabe recordar, que a pesar del crecimiento paulatino que mantiene el Estado peruano, aún mantiene una economía precaria. Por lo tanto, la política fiscal y monetaria tendrán que ser lo más exactas posibles, y seguir manteniendo el régimen anticíclico, de modo que la calidad del gasto público y la disminución del mismo, sean los más efectivos.
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